Lo fácil sería hoy cargar contra Pepe. Recordar el historial casi delictivo de este personaje y poner el grito en el cielo ante la nula sanción que recibirá. Pero Pepe no es más que el producto de la paranoia de su entrenador, un fruto de la espiral de violencia y mala educación en que se ha convertido el Real Madrid. Un club que se enorgullece de su pasado señorial pero que ha dejado su destino en manos de un ególatra peligroso, un pequeño dictador que no admite crítica alguna y que nunca reconoce la superioridad del adversario. Ese es José Mourinho.
Pero Mourinho es otro peón en el tablero. El más importante, pero un peón al fin y al cabo. Quien le ha colocado ahí, quien le mantiene como salvaguarda de los valores señoriales, quien le defiende siempre que habla y quien es el principal responsable, causante y alimentador de la basura que es hoy ese club es Florentino Pérez. Un presidente cobarde siempre necesita un escudo para permanecer en segundo plano, para orquestrar conspiraciones y para no aparecer nunca como responsable de nada. Florentino es así. Por detrás, sin ruido, es el verdadero cáncer de ese club. Es quien inventa conspiraciones, quien acusa falsamente de dopaje, quien permite que un esquizofrénico como Pepe siga campando a sus anchas.
El problema, para ellos, es que los aficionados madridistas sólo ven en él a un empresario modélico, muy amigo del poder político y con buenas maneras. Florentino es un completo desconocedor del fútbol que sólo sabe usar un talonario para fichar el mueble más caro. Un niño cargado de dinero que no entiende cómo el vecino le gana siempre. Y que no tiene otro argumento que fichar al mayor macarra del fútbol europeo porque, en una eliminatoria escandalosamente amañada por la UEFA, tuvo la chiripa de eliminar al FC Barcelona. Ya puede seguir comprando cromos nuevos, recalificando terrenos y conspirando en la sombra. Hasta que no se quiten la venda de los ojos, cada pisotón de Pepe, cada entrada criminal de Xabi Alonso, cada fanfarronería de Cristiano Ronaldo seguirá debilitando la ya triste imagen del club.
Florentino Pérez está hundiendo al Real Madrid, y yo que me alegro.